En los últimos tiempos la norma que parece reinar en
Venezuela es la impunidad y el desorden, una no entiende cómo un país que tiene
un ordenamiento jurídico compuesto por una infinidad de leyes, ordenanzas y
reglamentos que regulan un sinfín de actividades cotidianas de nuestra vida,
nadie las toma en cuenta.
Nada más basta ver la actuación de las autoridades
ante la violación de la norma, las mismas se hacen de la vista gorda y en el
peor de los casos se convierten en infractores vulgares y silvestres sobornando
a los trasgresores.
La tragedia del desorden y el irrespeto a las leyes
en este país son de tal magnitud que dicha conducta errada se ve reflejada en
los altos índices de violencia ciudadana, asesinatos, robos, atracos, etc. Violencia
y delincuencia existen en cualquier país del mundo, pero el problema en
Venezuela se le ha ido de las manos al Estado en sus distintos niveles.
La
inexistencia de políticas públicas en materia de combate del delito y de
seguridad personal ha propiciado que el ciudadano de a pie se acostumbre y
adopte como normal transgredir las leyes y las mínimas normas de convivencia.
Aquí todo el mundo hace lo que le da la real gana, en vista de que no reciben
ningún tipo de sanción.
Muchos ciudadanos son del pensar si el policía tal o
el diputado o el juez, etc. se apropia indebidamente del dinero público, mata a
otro sin ser castigado o se aprovecha de su condición de hombre que imparte ley
para sobornar y concederle la libertad a una persona culpable de un delito;
entonces dicen si yo me como una simple señal de tránsito o como funcionario
público trato mal a los ciudadanos nadie puede castigarme por ello, porque aquí
la ley que vale es la del más vivo y la del más fuerte.
Ante tal panorama nada
alentador, esperamos que las autoridades serias, que si las hay aunque son las
menos visibles, tomen medidas coherentes y a largo plazo para darle solución al
problema de impunidad hoy presente en el país. Los venezolanos estamos agotados
de planes y medidas coyunturales que no han hecho si no incrementar el caos, el
desorden y el agravamiento de la situación. Ya es hora que lo que se imponga en
Venezuela sea la premisa de la Ley y el Orden.