En los últimos tiempos,
con los avances médicos la salud de los seres humanos se ha visto beneficiada
enormemente, y en lo que se refiere a la medicina estética los logros ha sido inimaginable,
jamás pensado. La preocupación excesiva por la imagen se convierta en un
elemento central de anhelos, que puede deberse en gran parte al culto hacia los
estereotipos y la apariencia personal que predomina en la sociedad
contemporánea, la cual puede tener sus raíces en la predisposición personal a
sufrir una condición llamada síndrome de distorsión de la imagen, trastorno dismórfico corporal o dismorfofobia.
Este problema se caracteriza porque quien lo padece tiene
idea de que una parte de su cuerpo (o todo) luce desagradable, además de que
sufre angustia por esa supuesta fealdad; asimismo, cualquier minúscula
imperfección adquiere importancia desmesurada. Algunas estimaciones muestran
que el 45% de las quejas se centran en la forma de la nariz, aunque no se
descarta la mención de abdomen, cuello, mandíbula, cabello, boca, senos, manos,
piernas, glúteos, pies o genitales.
La dismorfofobia tiene
mayor incidencia en adolescentes de ambos sexos y, al parecer, guarda relación
con las transformaciones de la pubertad, que comienzan hacia los 12 años de edad,
aunque la mayoría de los casos severos se hacen evidentes durante la
adolescencia, es decir, de los 15 a los 18 años. Asimismo, se calcula que el
1.5% de la población mundial presenta esta condición, pero los expertos
insisten en que dicha cifra puede ser poco fiable debido a que muchos afectados
tratan de ocultar su problema y permanecen en el anonimato.
Es importante, por ello, que las autoridades de salud presten
mayor atención a esta problemática, que en años recientes se ha convertido en
problema de salud pública, como el caso de los implante mamarios, de
biopolimeros en los glúteos y las inyecciones de botox, etc.
Realizar una
detección oportuna de este trastorno y convencer a la persona de que reciba
ayuda profesional es urgente, pues con ello se puede prevenir el surgimiento de
actitudes perjudiciales y la evolución de algunas condiciones asociadas,
concretamente depresión (fuerte decaimiento que se manifiesta con tristeza
profunda, autoculpa y soledad), ansiedad (estado emocional caracterizado por
inestabilidad, insomnio e irritabilidad), anorexia (pérdida de peso por dejar
de comer y someterse a intensas rutinas de ejercicio) y bulimia (episodios
repetidos de excesivo consumo de alimentos seguidos de vómito o uso de
laxantes) etc.
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