miércoles, 20 de abril de 2016

A la venezolana o a la japonesa

En Venezuela no se habla sino de los altos niveles inflacionarios de la economía. La inflación es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios existentes en el mercado durante un período de tiempo, normalmente durante un año.

Los efectos de la inflación en una economía como la venezolana son diversos, ya que incluyen la disminución del valor real de la moneda (El Bolívar) a través del tiempo, no hay capacidad ahorro ni de inversión debido a la incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y a la escasez de bienes. En Venezuela desde hace dos años es una locura salir a adquirir un determinado producto y ver como su precio sube de una semana a otra sin sentido aparente.

En días recientes, leí en las noticias internacionales como el gobierno japonés estaba súper preocupado porque tienen una tasa inflacionaria del 2%, pensé pero de qué se preocupa el Japón si nosotros tenemos una tasa inflacionaria del 70% y los expertos sostienen que para el 2016 la inflación dará un salto de tres dígitos.

Indagando descubrí que una inflación tan baja están perjudicial como una tan alta como la de Venezuela debido a que con una inflación baja al extremo o deflación que, es la caída sostenida en precios de la mayoría de bienes y servicios, Japón también la está pasando mal a pesar de ser la tercera economía del mundo.


La deflación afecta la inversión y con ello el crecimiento económico futuro. Es lo contrario a la inflación. Así como cuando suben los precios todos salimos como locos a comprar, pues creemos que seguirán subiendo, cuando bajan, no compramos pues “pensamos” que seguirán bajando y postergamos nuestra decisión de compra. Dicho de otro modo, si los precios bajan, el dinero “gana” valor, si no lo gastas y lo guardas. Sin aumentos en el consumo y la  inversión la economía “no se mueve”, es decir, “se apaga” o funciona mal con distorsiones como sucede en Venezuela con su economía altamente inflacionaria o como el caso japonés que libera una lucha para que los japoneses consuman y conseguir una tasa inflacionaria adecuada. Como vemos ni tan calvo ni con dos pelucas reza el dicho popular, todo se resumen en mantener un punto medio ya que los extremos es fatal para cualquier economía.

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