El comercio
electrónico también conocido como e-commerce (electronic commerce en inglés) o bien negocios por Internet o negocios online, consiste en la compra y
venta de productos o de servicios a través de medios electrónicos, tales como Internet y otras redes informáticas.
Si se habla de comercio electrónico hay que tener en
cuenta la Internet que en la actualidad ha redefinido el comercio y los modelos
tradicionales de consumo. El comercio electrónico ha incidido en el manejo financiero, en los negocios y en los consumidores. No ha resultado fácil convencer a los venezolanos de que comprar por la red es seguro, pero,
la avalancha informativa y el nacimiento de una oferta interesante por parte de
las empresas han obligado a muchos a dejar atrás los miedos y lanzarse a explorar este maravilloso mundo de compras electrónicas, de la cual Venezuela no escapa.
El comercio
electrónico es un área poco explotada en Venezuela ya que sigue
prevaleciendo la manera tradicional de comerciar debido a la dura realidad
socioeconómica y a la escasa cultura digital, cuyas
consecuencias implican posiciones no alentadoras en el tren del comercio electrónico. Sin embargo, el país constituye un territorio
atractivo para potenciar el surgimiento de nuevas empresas y empleos dado hay
que mucho por hacer en el campo de compra y venta electrónica.
Si bien es
cierto que, Venezuela se identifica en el ciberespacio con la nomenclatura .ve,
apenas despierta a esta nueva realidad de los negocios on line con la actual coyuntura
económica el comercio electrónico es una vía expedita para que nuestros talentosos desarrolladores de software y
aplicaciones pongan en práctica sus habilidades en las
distintas plataformas digitales y creen nuevos negocios para de esta manera
generar ingresos adicionales a la tan golpeada economía nacional.
En conclusión, antes hay que trabajar en las contradicciones que impiden el
desprendimiento total de la venta en línea en Venezuela. Por
una parte, es común encontrar preocupaciones de las compañías de tecnologías del país alrededor de temas
como la falta de un marco jurídico en la actividad y una escasa
y poco publicitada infraestructura financiera que soporte los pagos en línea; y por otra, existe la desconfianza del usuario, ante el desconocimiento
de los mecanismos de despacho así como la seguridad misma de las
transacciones.
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